Viaje a Tailandia (19 de junio-5 de julio)
Resumen del viaje:
Vuelo Madrid-Londres-Bangkok con Iberia (realmente vuelo de British Airways)
Itinerario:
20-22 junio: Bangkok (hotel Bossotel)
22-25 junio: Chiang Mai (hotel Chiang Mai Plaza)
25-26 junio: Bangkok (hotel Bossotel)
26 junio-2 julio: Railay, Krabi (hotel Railay Beach Resort & Spa)
2 julio-4 julio: Bangkok (hotel Peninsula)
Quiero agradecer a los foreros de “Los Viajeros” por la gran ayuda que han supuesto en la preparación de este viaje.
19-20 de junio de 2008
Salida de Madrid a Londres. Problemas con la facturación y larga espera (no les deja facturar las maletas directamente a Bangkok, tuvimos que ir a los mostradores de British Airways porque en Iberia eran incapaces). Todo se solucionó y a pesar de salir con retraso llegamos bien. Espera en Londres para coger a las 22:00 el vuelo a Bangkok. El vuelo bien, sin problemas. Yo pude dormir unas 6 horas y Dani mucho menos. Nos dimos cuenta de que no sacamos dinero en Madrid para llevar euros, así que una vez en Bangkok, nada más coger la maleta fuimos derechos a sacar dinero en un cajero (esto no es ningún problema durante el viaje, hay cajeros por todos sitios incluso en Railay, y la tranquilidad de no llevar mucho dinero encima compensa la pequeña comisión que cobran). Llevamos sólo una maleta, con idea de comprar otra allí y no tener que cargar todo el rato con dos maletas, aunque realmente la compramos el tercer día y para eso podíamos habernos llevado otra maleta vacía de casa.
Cogimos el autobús del aeropuerto al centro (Express Airport, 150 bahts) y nos dejó muy cerca del hotel, al que llegamos bien, andando. El trayecto en bus es bastante largo, realmente merece la pena coger un taxi porque tarda mucho menos y para dos personas sale por el estilo de precio o incluso más barato. En las calles cerca del hotel había un atasco horrible por lo que tardamos bastante en llegar, aparte de las vueltas y rodeos que da el bus.
Nada más llegar nos fuimos a la piscina del hotel (hotel Bossotel, muy correcto), para refrescarnos y descansar un poco. El calor es muy agobiante porque hay mucha humedad.
Después cogimos el skytrain (a 5 minutos andando desde el hotel) y nos fuimos al centro, para hacernos una idea de lo que es Bangkok. Fuimos al MBK, centro comercial donde compran los tailandeses, aunque también hay bastantes turistas (parada de Sky Train: Nacional Stadium). Nos quedamos alucinados con la cantidad de ropa que venden allí, especialmente en un ala de la tercera planta, todo de imitaciones, unas mejores y otras peores. También en la tercera planta hay tiendas de souvenirs y artesanías.
Cenamos en la quinta planta, en una especie de buffet internacional que nos gustó mucho. Te dan una tarjeta al entrar y ahí te van cargando los platos que vas pidiendo. Hay cocina thai, hindú, china, japonesa, vietnamita, italiana, griega, arabe, vegetariana, postres, helados, batidos, etc… y lo mas importante es que ves los platos que pides.
Después de cenar (cierran a las 10) cogimos el skytrain y nos paramos en Sala Daeng, para ver el mercado nocturno de Patpong, aunque realmente sólo bajamos andando por Silom y no nos metimos por la calle de Patpong, porque nos la pasamos y estábamos ya cansados. Vimos muchos relojes y fuimos pensando ideas de compras.
Volvimos al hotel caminando desde allí (unos 30 minutos o así) y a dormir a las 00:30, bastante cansados.
21 de junio
Día intenso. A las 10:30 o así salíamos del hotel. Cogimos el barco en Central Pier, al lado del skytrain para ir a ver el Palacio Real y templos cercanos. Nos dejó en un muelle cerca del palacio (Tha Maharat) y fuimos andando entre lo que parecía un mercado de amuletos. Llegamos a las puertas del palacio, donde nos recordaron que no se puede entrar en pantalón corto.
Nos pusimos las piernas de los pantalones desmontables y entramos. Es muy bonito, muy distinto. Nos gustaron mucho las figuras de los gigantes de las entradas y también los edificios que rodean el templo donde está el buda de esmeralda. Éste es bonito, pero muy chiquitín. El calor aprieta bastante. Salimos de la zona de templos y fuimos al Palacio Real, que se ve sólo por fuera. Es bonito, una mezcla de estilo europeo y estilo thai.
Salimos y fuimos al Pilar de la Ciudad. Es una columna que procede de cuando Bangkok se proclamó capital de Siam. Los tailandeses hacen allí sus ofrendas, es un sitio muy venerado y estaba lleno. Es bastante curioso.
Después nos fuimos al Wat Pho, donde está el templo del Buda reclinado. Por el camino, nos dijeron en varias ocasiones que estaba cerrado. Ni caso, es un timo, te dicen eso por si picas y te llevan a otro sitio, normalmente tiendas o fábricas donde les pagan comisión. El Buda reclinado es impresionante. Mide unos 50 metros de largo y la postura significa el paso al Nirvana (muerte de Buda). También en el Wat Pho está la mayor colección de Budas de Tailandia y una escuela de masajes. Están también en sendos chedis las cenizas de los primeros reyes Rama, de la dinastía Chakri (la actual), pero nosotros no los vimos. El calor apretaba y se hacía bastante insoportable.
Cogimos un barco para cruzar el río e ir al Wat Arun, el templo del amanecer. Es bonito, pero esperaba más, me decepcionó un poco. Quizá fuera por el calor que hacía. Subimos, más bien trepamos, hasta donde se puede, y la vista de Bangkok desde allí es muy chula. El templo está hecho de porcelana china, formando flores. Esta porcelana procede de la porcelana que se usaba como lastre en los barcos de arroz que iban a China. En este templo estuvo el Buda de esmeralda antes de que lo llevaran al templo del Palacio Real.
En un embarcadero a la salida del Wat Arun alquilamos un barco con barquero que nos llevó por los canales de Thonburi (el nombre de esta parte de Bangkok, que en un principio fue capital, antes de fundarse Bangkok). Es curioso ver como viven muchos tailandeses; aunque hay de todo, hay casas que se ven bastante pobres. Con el airecito del barco se combate bastante bien el calor. Una vez que acabamos la excursión, nos deja en el embarcadero de Chinatown, con el objeto de ir a ver el Buda de oro (Wat Traimit). Empezamos a andar y cuando estábamos cerca, un thai nos pregunta que qué buscamos y al decírselo, nos dice que el templo está de obras y que el Buda se lo han llevado a otro. Aún así, y por miedo a que nos esté mintiendo, aunque no lo parecía porque era bastante enrollado y nos contó bastantes cosas, llegamos hasta el templo, y efectivamente estaba de obras, así que desistimos de ir a ver el Buda, porque el templo donde se supone que se lo han llevado está lejos y estábamos cansados. Nos apetecía ir ya al hotel, después de la paliza de día que llevábamos y sobre todo por el calor. Pensamos en coger el barco, porque vimos un muelle cerca y nos dirigimos allí. Atravesamos Chinatown, entre unas callejuelas llenas de talleres mecánicos donde estaban despiezando todo tipo de partes de coches. Como el mapa que llevábamos no estaba muy claro, nos pasamos el muelle y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en el muelle que está al lado del Royal Orchid Sheraton. Estuvimos esperando un buen rato y como no venía ningún barco y el hotel ya no estaba muy lejos, nos fuimos andando.
Llegamos y nos fuimos a la piscina, a refrescarnos. No fue como el día anterior que estaba vacía, sino que había bastante gente y las tumbonas estaban ocupadas (la piscina es bastante pequeña), así que estuvimos en el agua todo el rato, lo que tampoco fue problema, con el calor que habíamos pasado durante todo el día.
Decidimos probar el masaje tailandés así que probamos en el mismo hotel. Nos lavaron los pies primero y nos llevaron a unas habitaciones separadas por biombos y descorrieron uno para que estuviéramos juntos. Nos dieron una especie de pijama, nos lo pusimos y empezaron. A mi me lo dio un chico y a Dani una chica. Fue muy chulo, aunque en algunos momentos dolía, pero en general fue agradable. Fueron como 250 bahts cada uno, precio rebajado por estar alojados en el hotel.
Después del masaje nos arreglamos y nos fuimos en metro al parque Lumphini. Allí, junto al
mercado nocturno de Suam Lum, estuvimos cenando en una carpa con mesas y un escenario donde tocan música en directo y hay alrededor una fila de chiringuitos de comida y otra de bebida. Dani no se atrevió con la comida autóctona y pidió un kebab, un trozo de pizza (enana y mala) y unas patatas fritas. Yo me pedí un plato thai de noodles con pollo que estaba bueno. Su kebab estaba muy bueno y como nos sobraron tickets (había que comprarlos previamente) nos pedimos otro para compartir. Tras la cena, pasamos al mercado nocturno. Es muy grande, pero no estuvimos mucho tiempo porque estábamos cansados. Por lo que vimos, parece que tiene más artesanía local que imitaciones.
22 de junio
Habíamos puesto el despertador a las 8:30 para ir pronto al mercado de Chatuchak, que es el más grande de Bangkok y por lo visto uno de los mayores del mundo. Es un mercado sólo de fin de semana. También teníamos que hacer el check out del hotel porque por la tarde volábamos a Chiang Mai. Pero nos dormimos y nos despertamos a las 9:30. Desayunamos, recogimos todo, hicimos el check out y dejamos la maleta y mochilas en el hotel para volver luego a por ello.
Fuimos al Chatuchak en metro y es impresionante lo que hay allí metido. No pude hacer una foto desde el sky train porque no llegué a tiempo, pero es gigantesco. Estuvimos más o menos desde las 12 hasta las 3 de la tarde y no vimos ni la cuarta parte. Dani se compró tres camisetas de instrumentos de música, compramos unos Levis y también una maleta enorme. Hacía un calor asfixiante, sobre todo en algunas filas de puestos. Algunos tenían aire acondicionado y te daban ganas de quedarte allí parado.
A las 3 nos volvimos al hotel. Estuvimos haciendo el cambio de maleta, para llevarnos la nueva a Chiang Mai y dejar la otra en el hotel, ya que volvíamos el miércoles otra vez. Nos quedamos un ratito en la piscina descansando y refrescándonos y cogimos un taxi en la puerta del hotel para ir al aeropuerto. Le dijimos que pusiera el taxímetro y no quería, quería 400 Bahts. Le dijimos que no y finalmente accedió aunque de muy mala gana y fue muy grosero durante el trayecto. Al final fueron poco más de 200 bahts, contando los peajes y todo. Facturamos y estuvimos dando una vuelta ya que teníamos bastante tiempo. Cenamos allí y todo. Llegamos a Chiang Mai sin problema, cogimos un taxi y llegamos al hotel. El hotel esta muy bien (Chiang Mai Plaza), mejor que el de Bangkok (la habitación por el estilo, pero las zonas comunes y el desayuno, muy bien) y está muy cerca del mercado nocturno. Dejamos las cosas y nos fuimos a dar una vuelta rápida, porque al día siguiente nos teníamos que levantar a las 6 de la mañana para ir al triángulo de oro. El mercado de Chiang Mai está muy bien. Tienen de todo, muchos bolsos y también artesanía, sobre todo en una placita.
23 de junio
A las 6 de la mañana, arriba. Desayunamos y a las 7 estábamos en recepción esperando que nos vengan a recoger. Esperamos un ratito y llega una chica a recogernos. Nos subimos en una minivan y vamos a recoger a otras personas. Recogimos a una pareja mayor de israelíes y fuimos a otro hotel donde se supone que tenemos que recoger a 8 árabes, pero después de estar esperando un rato, no aparecieron. Así que nos recolocaron en la furgoneta con otros de otro grupo y la chica se despidió y nos pusieron otro guía, un chico al que no se le entendía casi nada. Tras el retraso salimos hacia Chiang Rai. Hicimos una parada en Hot Springs, una chorrada de fuente termal tipo geyser, donde había muchas tiendecitas y nos dieron tiempo para comprar e ir al baño.
Seguimos camino, yo me quedé frita y la siguiente parada fue en Chiang Saen. Allí vimos una pagoda muy antigua y poco más. Ya estábamos al lado del triángulo de oro. En seguida vimos el río Mekong, que es la frontera natural en esa zona entre Tailandia y Laos y un poco más arriba entre Birmania y Laos. Paramos en un embarcadero al lado del río y nos subimos en una lancha rápida que nos llevó hasta el mismo triángulo. Es la frontera entre Laos, Tailandia y Birmania y en el pasado fue un enclave importante de tráfico de opio. Intercambiaban opio por oro, de ahí el nombre.

A la vuelta, la barca nos pasó a Laos y nos dejó en un mercadillo (cómo no) donde por 20 Bahts te ponen un sello en el pasaporte (chorradita). Volvimos a Tailandia y nos llevaron a comer. Estuvo bien, comida de buffet.
Después de comer fuimos a Mae Sai, puesto fronterizo con Birmania. Estuvimos dando una vuelta por alli, hay mucho comercio. Compramos algún souvenir de Birmania. No pasamos al otro lado del puente (a Birmania).

Después de eso fuimos a ver una tribu Akha, que proceden de China, y otra tribu, los Yao, que viven al lado. Curioso como viven. Sobre todo los primeros viven en casas muy pobres. Y ya de vuelta a Chiang Mai. La vuelta se hizo muy pesada, más de tres horas, y con poco sitio para estirar las piernas. Llegamos sobre las 9 y pico y bastante cansados. Nos duchamos y salimos al mercado, pero con la idea de cenar primero. Habíamos leído en la guía que había un sitio con hamburguesas muy buenas y lo habíamos localizado el día anterior, en el mismo mercado, así que fuimos allí. Nos zampamos una hamburguesa cada uno con patatas fritas y bebida gigante por 6 euros los dos. Estaba buena. Recorrimos todo el mercado para ver lo que había y tratar de identificar qué queríamos comprar. Tras algunas compras de camisetas y polos, como no habíamos visto ninguna cabina de teléfono para usar la tarjeta que compramos en Bangkok, entramos en un local de Internet, justo al lado del restaurante casa Antonio (comida española). Allí llamamos por teléfono vía Internet, y muy barato, aunque se cortaba de vez en cuando. Chateamos un poco también con mi hermano y quedamos en volver al día siguiente a mandar fotos.
24 de junio
Nos levantamos a las 8, porque a las 9 nos venían a buscar para ir al Doi Suthep, un templo en una montaña al lado de Chiang Mai. Nos pusimos las botas en el desayuno, una vez más, y a las 9 estaba Benito, nuestro guía de habla hispana, esperándonos
en el hall. Era una visita para nosotros solos. Nos llevó primero al mercado de Warorot, donde nos enseño qué comen y qué compran los thais. Desde carne cruda, hasta gusanitos, pasando por cosas normales, como verduras o cortezas de cerdo fritas como nosotros. Vimos anguilas vivas, ranas, pescados en salazón, pescado fermentado (lo utilizan en una salsa como sal, igual que el garum de los romanos) y flores muy muy bonitas. Que bonitas son las flores de loto.
espués subimos al Doi Suthep. Lo bueno de llevar guía para nosotros es que le hemos podido preguntar muchas cosas que no sabíamos sobre Buda y los templos.
El templo es muy chulo y el entorno muy exuberante. Había muchos monjes y por un donativo ponen pulseras a la gente (solo a los hombres, porque no pueden tocar a las mujeres). Nos ha contado Benito que los monjes tienen que cumplir 227 reglas, muy difícil según él, que sólo tiene que cumplir 5 como cualquier budista y ya le cuesta.
Dice que el va a ir al infierno en su siguiente vida, pero que no va a estar solo, porque la gente que bebe y se emborracha con él también estará y harán fiesta. Es muy gracioso.
Después del templo nos lleva a una fábrica de jade que hay al lado. Nos cuentan un poco sobre el jade y nos animan a comprar, pero no tenemos planeado comprar joyas, así que no compramos nada.
Se acaba la visita contratada y nos despedimos de benito, que nos deja en el templo Wat Phra Singh, en Chiang Mai y nos indica qué otros templos podemos ir a visitar. También nos recomienda ir a cenar al Riverside, aunque nosotros ya lo teníamos planeado, que es un restaurante muy chulo al lado del río. Nos recomienda varios platos escribiéndonos los nombres en Thai.
Vemos el Wat Phra Singh, donde se supone que hay un Buda león, pero que no identificamos.
Después nos vamos caminando a otros dos templos: Wat Phan Tao y Wat Chedi Luang. El primero es todo de teca, muy bonito. El segundo, aunque el templo principal está de obras y no lo podemos ver por dentro, tiene un chedi medio destruido que nos encantó. También en éste vimos algo curioso: la charla con los monjes. Puedes hablar con ellos para aprender su cultura y que ellos practiquen el inglés.
Cogemos un tuk-tuk, el primero y último, y nos volvemos al hotel sobre las 3 y media. Llevamos toda la ropa sucia a una lavandería que hay enfrente justo (3 euros por 3 kilos y medio de ropa, con plancha y todo, y lo devuelven todo dobladito, perfecto) y nos fuimos a la piscina a descansar hasta la hora de cenar. Nada mas llegar estábamos solos, pero poco a poco fue llegando gente, incluido un grupo de unos 10 españoles, con pinta de parejas en luna de miel.
Para cenar fuimos al Riverside. Fuimos andando, atravesando el mercado nocturno para ir mirando que queríamos comprar después. El objetivo era mirar bolsos, telas y las camisetas de la selección española. El paseo hasta el Riverside es agradable aunque hacía bastante calor.
Al llegar allí entramos en el local de al lado del río, pero se notaba mucho bochorno y mientras decidíamos si queríamos mesa dentro o fuera nos dicen que cruzando la calle tienen otro restaurante, con terraza y jardín, y que si queremos ir a verlo. Fuimos y nos gustó mucho así que nos quedamos. La terraza es muy chula, con una cascada y todo. Y la comida muy buena. Nos equivocamos al pedir los rollitos porque pedimos 2 y trajeron dos raciones, pero cayó todo. La música, en directo, muy chula.
Después nos fuimos al mercado. Nos lo recorrimos varias veces y compramos dos camisetas de la selección originales (1100 bahts), 4 fundas de cojines, dos caminos de mesa y una cartera de LV. Los bolsos, aunque los miramos, decidimos dejaros para Bangkok porque no teníamos mucho sitio en la maleta con la limitación de peso de 15 kg de Air Asia. Pero había una tienda de bolsos muy grande, donde me quedé con ganas de mirar alguno. Después estuvimos un rato en Internet mandando fotos y chateando.
25 de junio
El avión a Bangkok sale a las 14:00, pero decidimos ir al aeropuerto con tiempo para facturar la maleta e ir un rato a un centro comercial que está al lado y que nos recomendó Benito. Yo hubiera querido ver algún templo más de Chiang Mai, pero no daba tiempo. Desayunamos sin prisa, cogimos una mini van que nos llevaba al aeropuerto desde el hotel y antes de las 11:30 estábamos allí. No nos dejaron facturar de forma anticipada, así que tuvimos que esperar a que abrieran nuestro vuelo, hasta la 1 menos 20 o así. Cuando facturamos, nos fuimos al centro comercial, por dar una vuelta y no pasar toda la mañana en el aeropuerto.
Estuvimos un ratillo allí, no compramos nada (los precios eran europeos, salvo una tienda de Levi’s que con rebajas se ponían en 18€ algunos modelos) y nos volvimos al aeropuerto.
El vuelo bien. Dani consiguió salida de emergencia. Al llegar a Bangkok cogimos un taxi hasta el hotel que nos cobró 360 bahts, más que el anterior taxi. Una vez en el hotel nos fuimos un rato a la piscina, para descansar antes de ir al muelle donde salía el barco de la cena-crucero. Nos habían dejado una nota en recepción diciendo que estuviéramos allí a las 19:40. Fuimos con tiempo, por si no cogíamos un barco de forma rápida, pero nada más llegar al Central Pier salía uno, así que a las 19:15 estábamos en el muelle del que sale el barco de la cena (Loy Nava).
Tras casi cuarenta minutos de espera llegó el barco. La verdad es que ha sido unas de las mejores cosas que hemos hecho en Tailandia. El barco es precioso, un antiguo barco de arroz. Tocan música tradicional tailandesa durante toda la cena y dos chicas también hacen un par de bailes tradicionales. La comida está bastante bien. Nosotros teníamos mucha hambre y nos tuvimos que dejar la mitad porque no podíamos más. Las vistas de Bangkok desde el barco con todo iluminado son preciosas. Muy, muy agradable. A la vuelta, volvimos andando al hotel para bajar la cena. Teníamos pensado ir a tomar una copa al restaurante Sirocco, que está al lado de nuestro hotel, en la State Tower, pero como estábamos tan hinchados y teníamos que madrugar al día siguiente, decidimos dejarlo para el regreso a Bangkok.
Al llegar al hotel vimos que lo de los masajes estaba abierto y vi a unos españoles haciéndose uno de pies. Se me antojó darme uno y como Dani no quiso acompañarme, porque decía que le iba a dar cosquillas, me fui yo sola. Fue muy chulo, no hace cosquillas, sino más bien daño en algunos puntos. También te dan en las piernas y en la espalda (al final).
26 de junio
Desayunamos prontito y a las 8 cogíamos un taxi hacia el aeropuerto. Nos costó discutir con el taxista, porque no quiso poner el taxímetro porque decía que había mucho atasco a la vuelta para entrar en Bangkok y que no le compensaba. Como no había más taxis para elegir, aceptamos, aunque regateando un poco. Nos pedía 500 y bajamos a 400. En el aeropuerto dejamos una maleta en una consigna, para no cargar con las dos, y recogerla luego a la vuelta.
El vuelo bien, con puerta de emergencia otra vez para Dani. La llegada a Krabi fue un poco deprimente: todo lleno de nubes y el suelo mojado, aunque en ese momento no llovía. Nos venían a buscar del hotel, así que nos subimos a la minivan que nos llevó a una playa donde nos subimos a un barco que nos llevó a Railay.
Es precioso, una península que sale de Krabi y donde sólo se puede llegar en barco. Tiene dos playas buenas: la Railay West (en la que estaba nuestro hotel) y la playa de la princesa, separada de la nuestra por un peñasco. La otra playa, Railay East, más que playa es un manglar con árboles y barro. Pero la bahía es muy bonita. Llegamos, hicimos el check-in. El hotel y la habitación muy chulos. A eso de las 3 de la tarde empezó a caer agua, con viento y temporal, como si se hubiera abierto el cielo. No paró hasta las 6 y media o así. La verdad es que yo me deprimí bastante, porque seis días así podían ser muy aburridos. Nos quedamos dormidos y nos despertamos sobre las 6. Cuando paró de llover fuimos a explorar la zona.
Fuimos por Railay East y vimos unos cuantos restaurantes de otros hoteles y chiringuitos, aunque no mucha gente. Vimos un dive center (Krabi Divers) y preguntamos si con ese tiempo bucean. Nos dijo que volviéramos al día siguiente, a ver que tal tiempo hacía. Nos metimos en un centro de Internet y estuvimos mirando excursiones para hacer y enviando fotos y chateando.
Después fuimos a cenar al restaurante del hotel, donde decía la guía que las pizzas eran muy buenas. Y efectivamente lo son.
Y los mosquitos nos pusieron fritos. Se nos olvidó ponernos relec y lo pagamos bien.
Vimos a un grupo de cuatro españoles cenando y nos acercamos a preguntarles que tal tiempo les estaba haciendo. Llevaban cuatro días y se iban al día siguiente y todos los días les había llovido. Aún así habían hecho la excursión a las Phi Phi y entre lluvia y lluvia habían tomado el sol y decían que se llevaban muy buen recuerdo.
Nos fuimos a la cama, que España jugaba por la noche y queríamos levantarnos a ver el partido. Compramos provisiones para picotear y todo.
27 de junio
Nos levantamos a las dos de la mañana, hora local, para ver el partido. España ganó a Rusia 3-0 y yo me puse la camiseta de España todo el día. Nos dormimos y nos despertamos a las 10. Desayunamos y Dani se dio un baño en la playa. Estaba nublado pero no tanto como el día anterior. Aunque estaba nublado, decidimos ir a la piscina que teníamos al lado de la habitación. Estuvimos ahí un ratito. Pensamos en coger un barco para ir a Ao Nang, el pueblo más cercano y dar una vuelta por allí. Mientras nos vestíamos, se puso a llover. Esperamos y cuando quisimos coger el barco, al preguntar a los barqueros nos dijeron que 800 bahts por barco, que si esperábamos a más gente, a menos tocábamos. Nos pareció caro, porque está muy cerca, y esperamos a ver si alguien más quería ir, pero era ya tarde y no vino nadie, así que decidimos ir a la cueva de la princesa y bañarnos en esa playa.
El camino es muy chulo, casi al borde de unas cuevas con muchas estalactitas y la playa es preciosa, con la cueva de la princesa a un lado de la playa y un peñasco con un montón de estalactitas, justo sobre la orilla. La cueva tiene su historia. Hace cientos de años naufragó ahí una barca que llevaba una princesa hindú y murió. Los locales piensan que el espíritu de la princesa está en la cueva y para tener buenas capturas de pesca le ponen figuras de madera con forma fálica. Curioso.
Es muy bonita la playa y bañarse al lado de los peñascos, espectacular, con un agua verde esmeralda.
Después de estar allí un rato, decidimos ir al hotel a alquilar un kayak. Pero no llegamos, porque se puso a llover por el camino de vuelta. Así que nos fuimos a la habitación y estuvimos jugando a la escoba en la terraza. No duró mucho esta vez la lluvia. Estuvimos media tarde
jugando y como no llovía, aunque estaba oscuro, nos fuimos a la piscina de la playa. Se estaba muy a gusto porque la temperatura era muy buena. Volvimos a ir al centro de buceo y reservamos dos inmersiones para el día siguiente por las islas locales. También fuimos a una agencia de otro hotel a preguntar por las excursiones, porque los españoles nos dijeron que ahí eran las más baratas de todas las agencias. Estuvimos otro rato en Internet y nos fuimos a cenar al Bobo’s (Flame Tree), que habíamos leído en la guía que estaba bien. Efectivamente, nos gustó mucho. De hecho estaba lleno de gente, mucho más que el resto de restaurantes. Cenamos comida thai y de postre helado. Todo muy bueno, aunque un poco picante. Y a la cama que al día siguiente tocaba madrugar.
28 de junio
Nos levantamos a las 8, que a las 9 habíamos quedado en el centro de buceo. Desayunamos ligero, por si había mareos en el barco, y a las 9 estábamos en Krabi Divers, cogiendo el equipo y poniéndonos los trajes (cortos). Fuimos en long tail hasta los sitios de las inmersiones. Estaban en unos islotes detrás de la Chicken Island. Las dos inmersiones fueron muy parecidas.
La visibilidad era muy mala, no se veía más allá de cuatro metros y en algunos sitios aún menos. Aun así, es un sitio espectacular, con un montón de corales, peces de todos los colores (vimos un Nemo). En temporada alta, o en día con buena visibilidad, debe ser una pasada. Nos decepcionó un poco, porque tener todo eso al alcance de la mano y no poder verlo bien es un poco frustrante. Comimos allí en el barco (arroz con pollo) y nos volvimos sobre las 2 o así. Nos fuimos a la piscina del hotel y a la playa (el agua debía estar a 35ºC, sin exagerar) y sobre las 4 o así nos fuimos a jugar a las cartas. El día fue buenísimo, todo el día sol. Por la tarde fuimos a contratar la excursión de las islas Phi Phi, para hacerla al día siguiente. Fuimos también a Internet y buscamos un sitio para cenar. Nos pareció que tenía buena pinta el restaurante del hotel Diamond Cave y probamos. Estuvo muy bien y el sitio encantador. Comimos comida thai. A la vuelta, me pedí un pancake de plátano en un puestecillo y estaba muy rico. Dani se compró unas chanclas de tiras, porque las de dedo le hacen daño y tiene ya heridas. Y a dormir que al día siguiente madrugamos para ir a las Phi Phi
29 de junio
Otra vez a las 8 arriba. Desayuno rápido y a las 9 nos vinieron a buscar a la playa de nuestro hotel en un barco rápido (fuera borda). Íbamos unos 15 en la excursión, el barco a tope. El día, aunque un poco más nublado que el anterior, tiene buena pinta. Las nubes son altas y no llegan a tapar el sol. En 45 minutos estábamos en las Phi Phi. La primera parada fue en la cueva vikinga, en Phi Phi Leh, donde hay un montón de andamios que utilizan para coger nidos de vencejos que luego venden. Delante de la cueva el agua es cristalina y se ven montones de peces. Nada que ver con el agua del día anterior donde buceamos. La siguiente parada fue en Pilah Bay, una laguna interior, rodeada de peñascos, donde hay muy poca profundidad, salvo en una zona en la que cae a 18 m. Los colores del agua son preciosos. Después, rodeando la isla Phi Phi Leh (la pequeña de las Phi Phi y que no está habitada) entramos en la Bahía Maya,
la PLAYA de Leonardo di Caprio. La verdad es que es preciosa, pero está totalmente masificada. Continuamente entran y salen barcos y el ruido de motores es constante. Aun así, merece la pena. Nos bajamos del barco y nos dejaron tiempo para bañarnos. La siguiente parada fue para hacer esnorkel en un entrante de la isla llamado Lohsamah Bay. Espectacular. Todo lo que no pudimos disfrutar haciendo buceo, lo disfrutamos con el esnorkel. Montones de peces de todos los colores, a un par de metros de profundidad, corales, muy buena visibilidad… Estuvimos unos 40 minutos y muy bien, aunque solos, lo que se dice solos, no estábamos. Fundamental llevar una camiseta de licra para no quemarse. En Decathlon las tienen muy baratas. Después fuimos a comer a Phi Phi Don, la isla grande. La bahía donde dejamos el barco estaba repleta de barquitos. En temporada alta esto debe ser impresionante de la gente que debe haber. La comida era en una carpa al lado del puerto, buffet de 4 o 5 platos y ensaladas. La comida bien, sólo que eran las 12 de la mañana y no teníamos demasiada hambre. Después de comer y hasta la hora de subir al barco de nuevo, dimos un paseo por allí. Vimos los carteles de evacuación en caso de tsunami y una indicación de por dónde llegó el agua en el tsunami de 2004. Daba un poco de cosa…
Subimos al barco y la siguiente parada fue en medio del mar en un arrecife de coral entre Phi Phi Don y Bamboo Island. Habría 4 o 5 metros de profundidad y un montón de corales y vida marina.
Vimos varios peces cirujano y una morena gigante que fue impresionante. Muy chulo. Luego
subimos y fuimos a Bamboo Island, donde nos dejaron una hora para descansar. Hicimos esnorkel un rato y luego nos tumbamos en la playa a la sombrita de las palmeras. La isla es preciosa, con un mar azul claro, precioso. Y ya desde allí vuelta a Railay. Nos quedamos en la piscina del hotel, en la de la playa y estuvimos allí toda la tarde, hasta ver la puesta de sol, que fue preciosa. Después nos vestimos para cenar, fuimos a Internet y como estaban ocupados todos los ordenadores, nos fuimos a cenar en el mismo sitio que el día anterior (Diamond Cave) porque las ensaladas estaban muy buenas y queríamos cenar eso. Después fuimos a Internet, compramos provisiones para el partido y a dormir.
30 de junio
A las 2, despertador para ver el partido de España, con nuestras camisetas. Y España campeona de Europa!!! A dormir y nos levantamos a las 10, justo para desayunar. Hoy toca día de relax. Estuvimos en la piscina toda la mañana. Ahí conocimos a unos españoles que se iban justo ese día y estuvimos hablando con ellos un buen rato. Nos dijeron dónde habían comprado ellos los relojes en Bangkok y nos contaron que era un sitio enfrente del hotel Shangri-La, y que no era una tienda de relojes desde fuera, sino de souvenirs, y que los venden de “extranjis” porque son de contrabando y que son mejores que los que venden en los mercados. Nos quedamos
con esos datos para ir allí a comprar los relojes a nuestra vuelta a Bangkok. Por la tarde, partida de escoba y a última hora fuimos a reservar para el día siguiente la excursión que queríamos hacer a las islas Hong, pero no hay gente suficiente y no salen, así que nos quedamos sin excursión. Cenamos pizza en el restaurante del hotel, que están muy buenas y decidimos ir a tomar un cocktail al Bamboo Bar, un sitio así rasta, con cojines en el suelo. Nos encantó, se estaba genial, la música muy bien y ahí tumbados con el fresquito…una maravilla.
1 de julio
Como no pudimos coger la excursión que queríamos hacer, decidimos irnos de excursión nosotros. Después de desayunar alquilamos un kayak y estuvimos un par de horas remando por allí. Fuimos a una calita al lado de Ton Sai y luego atravesamos toda la bahía para ir a la playa de la princesa pasando por unos peñascos que hay enfrente. Fue muy agradable, el paisaje precioso. Y así hicimos algo de ejercicio. Luego nos quedamos en la piscina en una sombrita leyendo, hasta casi media tarde. Echamos la última partida de escoba y nos fuimos a dar un masaje al centro de masajes del hotel. Masaje tailandés de 1 hora, muy bueno, aunque el del Bossotel fue mejor, por lo menos más parafernalia, con la luz baja, música de fondo…
Fuimos a Internet y a recoger la ropa que habíamos llevado a lavar el día anterior. Cenamos en el Flame’s Tree, unos sándwiches muy buenos y volvimos a tomar una copa al Bamboo Bar. Estaba llenísimo, pero conseguimos sentarnos y estuvimos un ratillo ahí.
Con la maleta ya preparada nos acostamos, que al día siguiente a las 9 había que irse.
2 de julio
Pues eso, nos levantamos a las 8 porque a las 9 nos llevaban al aeropuerto (barco+minivan). Nos pusimos hasta arriba en el desayuno, que hay que aprovecharlo y al aeropuerto. El vuelo bien, llegamos a Bangkok, recogimos la maleta que habíamos dejado en la consigna del aeropuerto y cogimos un taxi al hotel. El hotel Península, impresionante. Dicen que el mejor hotel de Bangkok y desde luego es una pasada. Desde que el taxi cruzó la puerta de entrada,
fue mirar a todos lados con la boca abierta. Nada más entrar en el hall (inmenso) un grupo de música amenizaba el té. La habitación, en el piso 24, es de las más normalitas del hotel, y aún así es una pasada. No es muy grande, pero está llena de sorpresas. Las vistas al río son espectaculares, tiene hasta fax en el escritorio, televisión en la bañera, la cama y las almohadas son de látex, en fin, espectacular. Nos quedamos un buen rato en estado de shock, mirándolo todo como si fuéramos unos paletos. Cuando ya nos habíamos recobrado más o menos, nos fuimos al MBK a empezar con las compras finales. Hay un servicio del hotel que te acercan en barquito al skytrain o al muelle del Península (en la otra orilla del hotel, justo al lado del Sangri-La).
El objetivo de la tarde era comprar polos y mirar en el MBK las zapatillas converse. A pesar de que íbamos con tiempo estuvimos allí toda la tarde, apenas nos sobró tiempo para cenar. Cenamos en la quinta planta del MBK, compramos en un 7eleven algo para desayunar al día siguiente y nos fuimos a dormir pronto.
3 de julio
A las 6 de la mañana arriba, que a las 7 y cuarto venían a buscarnos para ir a Ayutthaya, la antigua capital de Siam. Contratamos la excursión por Internet, a través de la página (http://www.bangkok.com/river-cruise-tours/grandpearl.html) con guía en inglés. La excursión consiste en ir en autobús y volver en barco, con comida buffet en éste. Primero hicimos una parada en Bang Pa-In, el palacio de verano de los reyes. Es chulo, con mucha mezcla oriental y occidental.
Como es un sitio real, hay que llevar las piernas y los hombros tapados y como no me di cuenta de ese detalle y llevaba pantalones cortos, me tuve que poner un pañuelo que alquilamos allí, muy gracioso. Después de Bang Pa-In recorrimos una carretera camino de Ayutthaya, donde hay montones de templos y nos fueron contando cosas de los más importantes.
Una vez en Ayutthaya hicimos sólo dos paradas: en el Wat Mahathat, que es el templo donde
está la cabeza del buda entre raíces y un chedi destruido donde se supone que había reliquias de Buda, y en la zona del antiguo palacio real donde hay un Buda de bronce de los más antiguos de Tailandia. Aquí vemos también el Wat Phra Si Sanphet, que tiene 3 chedis juntos muy bonitos y que Dani conocía de las películas de Mortal Kombat. Nos recogió el autobús al lado de un sitio donde “explotan” a los elefantes, con paseos para la gente, fotos y exhibiciones. No somos muy amigos de esas cosas, así que echamos un vistazo, nos dio pena y nos fuimos al autocar, donde hay aire acondicionado y el calor en la calle es asfixiante.
Desde ahí nos llevaron a coger el barco en el que comimos (Grand Pearl) y bajamos hacia Bangkok. La comida es de buffet y compartimos mesa con una pareja de belgas que
curiosamente se alojaban en el Bossotel, hotel en el que estuvimos nosotros en los primeros días en Bangkok. Nos costó un poco entrar en conversación con ellos, pero finalmente nos lanzamos y estuvimos con ellos hasta que llegamos a Bangkok. El recorrido está bien, aunque pensábamos que íbamos a salir en barco desde Ayutthaya pero no, bajamos una gran parte del trayecto en bus y el barco estaba ya bastante cerca de Bangkok. Por tanto, esperábamos ver zonas más vírgenes y con vegetación y eso no se ve. Pero es chulo ir viendo el tráfico en el río y Bangkok desde el río, que lo conocíamos de noche por la cena crucero y así lo vimos también de día.
Al llegar a Bangkok el barco nos dejó en el centro comercial que hay al lado del Royal Orchid Sheraton y ahí tiene parada el barco del hotel Península así que nos vino muy bien. Volvimos al hotel, descansamos un poco y nos fuimos a comprar, que nos quedaba sólo esa tarde-noche para comprar relojes y bolsos.
Nos fuimos primero a comprar las Converse en una tienda de deportes cerca del Bossotel y a la vuelta preguntamos a un grupo de españoles que vimos merodeando por las tiendas de souvenirs de enfrente del Shangri-La. Nos dijeron dónde eran los relojes y nos contaron que habían ido un grupo grande para comprar 32 relojes y así intentar rebajar el precio a 30€ pero no había habido forma. De 40€ no bajaban. Así que para disimular, como la tienda no es de relojes, entramos a comprar un buda pequeñito y le preguntamos a la dependienta si tenían relojes. Nos dijo que si, que en la segunda planta, así que subimos. Era una habitación en blanco con solamente un mostrador lleno de relojes y las ventanas tapadas. Daba un poco de cosa. Había varios españoles allí, se ve que es un sitio donde muchos guías que hablan español llevan a sus grupos, seguro que bajo comisión, y nuestra conclusión es que es un timo. Confiados de que era un sitio un poco exclusivo, donde los relojes eran mejores que en los mercados, compramos allí todos los que pudimos: 4 de hombre y dos de mujer. De mujer nos faltaban aún dos, pero no tenían mucha variedad, así que decidimos mirar esa noche en Patpong. Todos los que compramos, a precio único de 40€ cada uno.
Nos fuimos al hotel a dejar las compras y cogimos el skytrain para ir al centro, a la zona de Silom. Cenamos en el McDonalds de Silom (menú con patatas y bebidas gigantes 2€ y algo cada uno) y salimos con ánimo de comprar todo lo que nos faltaba: dos relojes, bolsos y lo que cayera.
Se nos dio bastante bien. Era nuestra primera vez en Patpong, porque la otra vez que estuvimos por allí bajamos sólo por Silom, sin pasar a la calle de Patpong. Lo del ping pong show nos llamó mucho la atención, pero yo pensaba, por lo que había leído en los foros que iba a ser mucho más agobiante de lo que fue. Ni nos perseguían para que entráramos en los shows ni la gente del mercado era tan insistente y si bien es cierto que los precios de partida eran bastante altos, como ya sabíamos mas o menos lo que costaban las cosas, en seguida bajábamos a movernos en la zona de precios interesante. La verdad que se nos dio bien, o al menos eso creemos….
Nos dimos cuenta de que lo de los relojes de contrabando es un timo. El mismo reloj que yo me compré para mi por 40€ lo conseguimos por 33€ en Patpong, y era exactamente el mismo. Y desde luego, vimos mucha más variedad, porque pedías el que querías del catálogo y te lo traían. También compramos bolsos de LV, que no los veíamos, pero preguntando por ellos te los traían. Total, que se nos pasó la noche volando y cuando nos dimos cuenta eran las 11:30 y a las 12 era el último barco shuttle desde el skytrain al Península, así que salimos pitando de Patpong, aunque nos habríamos quedado más. Cogimos el barco por los pelos y a dormir, que estábamos agotados.
4 de julio
Último día del viaje. No pusimos el reloj, para poder descansar sin límite y nos despertamos a las 10 y media o así, cuando ya se había pasado el desayuno del hotel, con lo cual nos lo perdimos. Debe ser impresionante, pero otra vez será….
Hicimos las maletas, hicimos el check out y dejamos las maletas allí para luego ir a por ellas. El vuelo era a las 12 y media de la noche.
Decidimos ir al centro, a ver la casa-museo de Jim Thompson. Mereció la pena, es muy interesante. Es una casa hecha a partir de seis casas antiguas tailandesas, desensambladas y traídas de puntos de todo el país y a partir de las cuales Jim Thompson hizo una sola, donde vivió hasta su misteriosa desaparición. Las casas tailandesas tradicionales son de madera y no tienen clavos por lo que su ensamblaje y desensamblaje es fácil. La tienda de la casa-museo es también interesante porque los artículos de seda son de muy buena calidad y buen precio. Hay también tiendas por otros sitios de Bangkok e incluso un outlet, pero no nos dio tiempo a ir.
Después de la casa de Jim Thompson fuimos a comer a la quinta planta del MBK, para despedirnos… Comimos tranquilamente y fuimos a ver los otros centros comerciales de la zona. Fuimos al Siam Discover primero y al Siam Paragon después. Éste último nos gustó especialmente. Es muy grande y si hubiéramos ido con más tiempo, o si lo hubiéramos sabido, habríamos ido al acuario que hay en la planta baja. Tiene muy buena pinta y tienen una actividad de nado con tiburones, que Dani se quedó con muchas ganas de hacer. Pero ya era tarde… Nos tomamos un frappé en un bar del centro comercial e hicimos tiempo para volver al hotel a recoger las maletas. En la calle hacía mucho calor, así que aguantamos allí dentro todo el tiempo que pudimos dando una vuelta por las tiendas hiper mega pijas. A la salida, cuando íbamos a coger el skytrain, empezó a llover y, bueno, que manera de caer agua…. De hecho no paró de llover hasta 4 o 5 horas después. En el hotel pedimos un taxi para ir al aeropuerto, y con la que estaba cayendo no llegaba ninguno y éramos 5 o 6 grupos los que estábamos esperando uno. Así que nos ofrecieron, o medio nos vimos forzados, a contratar el servicio de limusina del hotel para ir al aeropuerto. Tardamos en llegar más de una hora, porque el trafico estaba fatal. Pero llegamos de sobra, porque íbamos con mucho margen de tiempo. Y poco más, facturamos las maletas, cenamos por allí en un Burger King, gastamos los bahts que nos quedaban y vuelo a Londres, enlace con vuelo a Madrid y fin de este gran viaje.